martes, 21 de marzo de 2017

La lucha de la estiba una cuestión de clase



Ahora que la Unión Europea (UE) se alía con el gobierno del Estado español para intentar liberalizar el mercado de trabajo de la estiba en los puertos, justo ahora, mucha gente descubre que los barcos no se cargan y descargan solos. Existe una plantilla de más de 6.000 trabajadores y trabajadoras que curran en eso todos los días de la semana, incluyendo domingos, y por cuyas manos pasan mercancías que alcanzan un valor cercano a los 200.000 millones de euros al año (20% del PIB), el 85% de las exportaciones y el 65% de las importaciones. Estas cifras nos dan una idea del poder que tiene esta sección clave de la clase trabajadora. Su fuerza es nuestra fuerza si luchamos juntas. Una plantilla con salarios dignos y duras jornadas de trabajo. Unas condiciones laborales labradas mediante la lucha desde cuando los barcos se descargaban sin grúas, directamente a espaldas de los trabajadores y trabajadoras. Una lucha de años que nos recuerda, por ejemplo, el alto nivel de auto-organización y de conciencia de clase con el que contaba la plantilla del Puerto de Sevilla en los años treinta, justo antes del golpe de estado fascista.
Ahora ocurre lo mismo que cuando hay, por ejemplo, una huelga en la recogida de basuras. Mucha gente se da cuenta entonces de que todos los días trabajan muchas personas para mantener limpias nuestras ciudades. Y aun así hay gente que dice que la clase trabajadora no existe o que ya no tiene el poder que tenía antes. Afirmaciones que se dan de bruces con la realidad una y otra vez. Hace años que las huelgas en la recogida de basuras frenan recortes laborales.
La liberalización de la estiba de la UE y del gobierno español no es más que precarización en la línea de las últimas reformas laborales del PPSOE. Quieren precarizar a todos los sectores laborales para aumentar los beneficios de los grandes empresarios, al tiempo que eliminan cualquier ejemplo de que luchando y estando organizado se pueden disfrutar condiciones laborales dignas. Algo parecido hacen atacando a los empleados y empleadas públicas antes de impulsar cualquier reforma laboral. Primero despliegan una campaña difamatoria diciendo que los empleados públicos somos unos privilegiados y luego atacan con los recortes sociales en la función pública, lo que abre las puertas a precarizar los demás sectores, pues el empleo público actúa de referencia general en condiciones laborales. Ahora vienen con el mismo discurso que intenta dividir a la gente trabajadora y nos dicen que los estibadores son unos “privilegiados” cuando en realidad la privilegiada es la patronal portuaria, que gana millones de euros cada día.

Los y las estibadoras se están preparando para la huelga frente al ataque patronal, del gobierno español y de la UE. Joaquín, un estibador del Puerto de Sevilla nos cuenta que su “reivindicación fundamental es que el sistema de estiba se adapte a la sentencia del tribunal de Luxemburgo. Para ello basta con cumplir con sus tres mandatos, y para ello es necesario el consenso de patronal y sindicatos, y cuando esto ocurra, el gobierno tiene que legislar adaptando la Ley de Puertos o con un Decreto. Modificar la normativa actual sin consenso complicaría las cosas. Lo que está ocurriendo es que el gobierno del PP, aprovechando la mencionada sentencia, quiere hacer una reestructuración del sector de la estiba, acabando con nuestra capacidad sindical, y mandarnos a una ETT, con un despido de 20 días por año. El gobierno del PP sabe que de eso no va la sentencia”.
La misma UE y el mismo gobierno español que quieren precarizar el trabajo en la estiba son los que condenan a decenas de miles de personas a morir ahogadas en el Mediterráneo y a cientos de miles a vivir en campos de detención inhumanos. Joaquín piensa que “la UE ha sido y está siendo una decepción, se está demostrando que su objetivo no es el progreso de sus ciudadanos, ni ser un espacio donde se defienda una sociedad del bienestar justa y solidaria. Solo tenemos que ver su política migratoria por la guerra de Siria o las políticas que se están imponiendo por Alemania desde que empezó la crisis. Recuerdo cuando se votó aquí la Constitución Europea y se aceptó mayoritariamente con un 77% de los votos. En Francia, sin embargo, se impuso el no con más de un 54% de los votos. A eso lo llamo yo "cultura del trabajo". Una de las razones fundamentales por la que no se aprobó en Francia, es porque la gente la leyó y debatió en muchos foros diferentes. Aquí los medios de comunicación y los partidos mayoritarios nos condujeron a votar sí y sus limitaciones las conocía una minoría. La conclusión es que la UE no está enfocada a dar protagonismo a la gente trabajadora y sí a beneficiar a grandes corporaciones”.

A pesar de la campaña de intoxicación mediática del gobierno, la lucha de la estiba ha despertado la solidaridad de mucha gente trabajadora que está sufriendo la precariedad de las últimas reformas laborales, también liberalizadoras. Según Joaquín, "en general cuando se explica el conflicto la gente entiende la tropelía que intentan hacer en este sector y, después de la contaminación informativa y de la criminalización que se hace desde los medios, estamos satisfechos porque era de esperar una reacción parecida a la que se tuvo en su día contra mineros, controladores aéreos, trabajadores del metro… Pero creemos que no ha dado el resultado esperado por el gobierno del PP. Al final la gran mayoría de los trabajadores a los que se les explica cómo hemos llegado a esta situación nos ve más como una referencia de lucha obrera que como nos han pintado los medios afines al liberalismo, como unos privilegiados”.
En la última jornada de movilización de las Marchas de la Dignidad aparecieron bloques de estibadores en lucha en ciudades portuarias de todo el Estado español, mostrando una unidad clave en la lucha de la gente trabajadora. El gobierno del PP es un “gobierno zombi” y débil que necesita al PSOE para gobernar, lo que hace que continuamente ponga en evidencia sus contradicciones. Se trata de un gobierno temeroso de las movilizaciones sociales, pues sabe que pueden estallar masivamente en cualquier momento. Esto se refleja, por ejemplo, en la marcha atrás en la precarización de los contratos de los y las becarias predoctorales de investigación en cuanto ha empezado a ver protestas.
De salir victoriosa, la batalla de las y los estibadores podría inyectar confianza y optimismo en la lucha colectiva a mucha gente trabajadora, sirviendo de referencia e impulsando otras luchas sociales. En respuesta a la pregunta de si es necesaria una huelga general ahora contra las políticas de recortes del gobierno de Rajoy y la austeridad de la Unión Europea, Joaquín responde que “sí, creo que es necesaria desde hace mucho una nueva huelga general. Porque es la única forma de demostrar que no se está de acuerdo con el camino elegido por los dirigentes de este país, pero la clave no está en convocarla, hay que prepararla bien porque tiene que ser un éxito. Me gusta mucho como lo hacen en Francia, la hacen por sectores y duran más de un día. Aquí hay que mentalizar al trabajador de que esa es una de las fórmulas no solo para conseguir nuestros objetivos como trabajadores, además también lo es para recuperar parte de la dignidad que nos han arrebatado”.
Al cierre de esta edición, el débil gobierno de Rajoy ha sido derrotado en el Congreso de los Diputados con el rechazo del decreto ley de liberalización de la estiba. Un paso adelante en el Parlamento gracias a la movilización. Se ha ganado una batalla, ahora hay que ganar la guerra por unos puertos dignos.

Jesús M. Castillo

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